domingo, 16 de octubre de 2011

“LA NOCHE DE MAX ESTRELLA” NUEVO HOMENAJE A VALLE-INCLÁN

            Durante ocho días podremos asistir al teatro central de Sevilla para disfrutar de una nueva adaptación de Luces de Bohemia titulada “La noche de Max Estrella”, llevada a cabo por el Centro Andaluz de Teatro en colaboración con el Centro Dramático Galego como homenaje a don Ramón María del Valle-Inclán por el 75 aniversario de la muerte de este gran dramaturgo español. La dirección corre a cargo de Francisco Ortuño Millán y la puesta en escena es realizada por el magnífico actor, director teatral, autor, escritor y profesor, Carlos Álvarez-Nóvoa.

            Luces de Bohemia, una vez más nos revela lo absurdo del mundo y con este nuevo proyecto dramático recordamos que los grandes dramaturgos siguen vivos en sus obras, en sus palabras y en los personajes que fueron creando a lo largo de toda su vida. Las grandes obras dramáticas españolas nunca deberían de dejar de ser representadas porque son ellas las que nos recuerdan nuestro pasado así como nuestro futuro.

            Debido a la complejidad dramática que encierra esta obra teatral ha sido siempre muy difícil mostrarla en su totalidad, ya que si seguimos al pie de la letra todas las escenas, así como todos los escenarios e intervenciones de personajes, siempre habrá una parte valiosa del texto que se pierda y es que don Ramón introdujo muchísimas acotaciones de extensiones muy distintas que llevó al terreno poético y que en la representación de la obra, se pierden. Es por este motivo por el que muchas adaptaciones de esta obra están incompletas y también hay otras que se extienden demasiado al poner una voz en off que nos narra gran parte de esas acotaciones, pero llegan a ser muy pesadas y largas. A lo largo de todos estos años muchos críticos, como fueron Buero Vallejo y Pedro Salinas, han señalado las miras cinematográficas que Valle-Inclán tenía puestas en esta obra, también han recalcado el hecho de tal vez fuese escrita para ser leída y no representada, ya que en la época la puesta en escena de tal obra era casi imposible. De todos modos, al ser una obra maestra del teatro español, las posibilidades de transmisión y representación actuales son infinitas, pero lo que tenemos que tener claro es que en la sola lectura, perdemos el acto teatral en sí para lo que realmente están escritas y en la representación perdemos parte del texto, por eso hay que compaginar las dos y esperar que el director y los actores lleven a cabo una dramaturgia que merezca la pena, donde nos sorprendan, nos conmuevan, nos emocionen y sobre todo, nos trasladen a la piel de los personajes y a la situación en general. Una cosa está clarísima, si el autor escribió una obra dramática, en todos los casos es para ser representada y ver dicha obra en escena nos da una sensación tan especial que no ser puede comparada con la mera lectura.

            Es en esta ocasión, con “La noche de Max Estrella”, donde el público comparte con el personaje su concepción del mundo. Una adaptación sinestésica donde la vista y el oído se agudizan para trasladarnos a la propia piel del personaje, es una de sus réplicas donde Max comenta que, “El ciego se entera mejor de las cosas del mundo, los ojos son unos ilusionados embusteros” y creo que desde esta afirmación de Max es desde donde parte el director. La obra se presenta tras un velo pintado de sombras que hacen que el espectador contemple el viacrucis madrileño del protagonista desde la penumbra y al mismo tiempo las voces y los sonidos del Madrid más hiperbólico nos confunden y nos perforan el alma, al igual que a nuestro querido amigo. Una nueva interpretación de la obra que se ensalza con la arraigada y espectacular actuación de Carlos Álvarez. El espectador es consciente a lo largo de toda la representación que estamos adentrándonos en la piel del personaje para así comprender la percepción esperpéntica de Max Estrella, invadiéndonos con sus emociones y sintiendo desde más cerca la obra y las palabras de Valle-Inclán.

En definitiva, pienso que, aunque se pierda en la representación teatral mucha parte del texto y en esta ocasión también por su reducción, la actuación de Carlos junto con el montaje dramático de Francisco crean una perfecta combinación, que nos muestran claramente la concepción poética de Valle, así como el mundo bohemio y esperpéntico de Max hasta sus últimas consecuencias. Una adaptación y representación que nos envuelve y nos emociona hasta que al final el público se levanta y aplaude hasta cansarse, como ocurrió el pasado viernes en su estreno.

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